Hablo de mi ...

Hablo de mi ...

Señor padre, hablo de ellos, de ellas, de ti, de vivos y no de muertos..

Hablo de mujeres-hombres y de hombres nenas....

Hablo de sexo, de penetraciones, de acabadas profundas y castraciones cómplices...

Hablo de muerte viva, de guerra, de paz prostituida y de olores…

Hablo señor padre y amigo...De maricas verdes, de putos ó putas, que es lo mismo...

Hablo de no tener miedo a la verdad, al decir, al gritar que somos ó que no somos...

Hablo de Dioses, de diablos, de santos y de semen cálido en entrañas masculinas....

Hablo amigo mío, de esta pobre loca que soy, hambrienta y sádica...

Y hablo de más, querido Eduardo, fiel a mi principio como siempre.

jueves, 28 de mayo de 2015

Anthony Enton Friedkin, (1949. USA)

Nacido en Los Ángeles. Comenzó a tomar fotografías a los 8 años,  a los 11 años ya revelaba  la película en el cuarto oscuro formando una estrecha  conexión con el material y combinado con la  tradición de fotoperiodismo, logra un lenguaje personal. En la primavera de 1969, a los  19 años, se embarcó en ‘’El Ensayo Gay’’ como un proyecto auto-asignado. Su objetivo era crear el primer registro extenso de la vida gay en Los Ángeles y San Francisco. El Ensayo Gay fue una serie fotográfica de época,  que versa sobre las comunidades gay de Los Ángeles y San Francisco desde 1969 hasta 1973. Coincidiendo con los eventos del Orgullo anual de San Francisco y el 45 aniversario de los disturbios de Stonewall en Nueva York.

Influenciado por el trabajo de Henri Cartier-Bresson, André Kertész y Josef Koudelka, entre otros,  Friedkin encontró su lugar en un enfoque que mantiene el espíritu hacia el exterior del reportaje combinado con el descubrimiento individual. Como una persona extrovertida con una ávida curiosidad, desarrolló una estrecha relación con sus retratados, permitiéndole crear imágenes íntimas y carentes de juicio. Su  objetivo no era documentar la vida gay en Los Ángeles y San Francisco servilmente, sino más bien para mostrar a los hombres y mujeres que estaban tratando de vivir abiertamente,  expresando  sus individualidades y sexualidades en sus propios términos. Ya sea fotografía en calles de la ciudad, en moteles,  en bares o salones de baile, Friedkin se acercó a sus retratados con una mente abierta e inquisitiva para lograr imágenes empáticas que celebran el orgullo, la dignidad y la expresión del amor entre personas del mismo sexo.


























































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